Silvia Mayo nos habla de su trayectoria laboral, de su posición actual como gerente de Ecovidrio en Cataluña y de los retos a los que se enfrentará la sociedad en el campo de la economía circular.
¿Cuál es la formación y la experiencia que te han llevado a asumir la gerencia en Cataluña de Ecovidrio?
Después de cursar la licenciatura de Ciencias Ambientales, empecé la carrera profesional, como muchos colegas, dedicándome a la educación ambiental. En el Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales (ICTA), diseñé y gestioné desde cero todo un programa de educación y comunicación ambiental para poner en valor el patrimonio socioecológico de la cuenca del río Tordera. Siempre explico que salí del huevo recorriendo el Montseny arriba y abajo, llevando encima los paneles de una exposición itinerante y haciendo sesiones en escuelas y centros cívicos de la zona. Me gustaba mucho acercar la ciencia a la ciudadanía, me permitía unir naturaleza y sociedad, y esto siempre ha marcado mi camino.
En los años posteriores seguí desarrollándome en el campo de la comunicación ambiental en diferentes ámbitos. Inicialmente, desde una agencia de publicidad y comunicación, aportando contenido técnico y rigor científico a las campañas sobre ahorro de agua o turismo sostenible. Más adelante, me incorporé a la Fundación para la Conservación y Recuperación de Animales Marinos (CRAM) como Directora del Área de Educación y Comunicación Ambiental y más tarde como Directora Adjunta de la entidad, un proyecto muy motivador para cualquier amante de la naturaleza. Gestionar proyectos de una entidad sin ánimo de lucro fue cómo realizar un máster en relaciones con la administración pública, búsqueda de financiación y liderazgo de equipos.
Entrada en la treintena, di el salto a la consultoría en sostenibilidad. Me uní al equipo de Lavola (hoy Anthesis Lavola), primero como técnica y después asumí la dirección de los servicios de comunicación. Durante ese tiempo me ocupé particularmente de campañas de fomento de la recogida selectiva y establecí vínculos con los principales agentes de los residuos municipales en Cataluña. De una forma muy natural, me había especializado en el sector de los residuos.
En enero de 2015 asumí la gerencia de Ecovidrio en Cataluña y desde entonces he seguido aprendiendo. Hoy trabajo como experta en la gestión de los residuos municipales y en toda la cadena de valor de recogida, tratamiento y recuperación de los envases de vidrio.
¿Por qué decidiste estudiar Ciencias Ambientales?
De pequeña tenía una bola del mundo y me encantaba mirarla dándole vueltas. Mi madre era fan de los documentales de naturaleza, así que en la tele de casa a menudo había fauna, flora y ecosistemas. Por mi corta edad, yo no sabía verbalizarlo, pero me emocionaba ver la belleza de los paisajes. Una vez en el instituto, me maravillaba todo lo que aprendía en las asignaturas de ciencias. Yo “creía” que quería estudiar biología, o tal vez geología… Pero en 1998, cuando tuve que elegir de verdad, tanto una opción como la otra se me quedaban cortas. Quería tener un aprendizaje más amplio de las ciencias naturales, quería incorporar también aspectos sociales, económicos y, en definitiva, entender el mundo desde una visión más global. Entonces descubrí las Ciencias Ambientales -que no eran tan conocidas como ahora- y vi el cielo. Fue una elección muy vocacional.
Durante tu formación, ¿cómo imaginabas tu futuro laboral?
Lo único que tenía claro es que no me veía trabajando en el sector de la ingeniería, que era la rama de los estudios que menos me gustaba. Aspiraba a empezar la carrera profesional con tareas de gestión y en un campo que combinara naturaleza y sociedad, pero lo cierto es que me costaba visualizarlo. En aquellos años no teníamos todavía demasiados referentes de ambientólogos en el mundo laboral. Es decir, todo el mundo decía que nuestros estudios eran interdisciplinarios y que tenían un montón de salidas, que las ambientólogas podríamos trabajar haciendo gestión energética, conservación de ecosistemas o planificación urbana, por ejemplo. Pero lo cierto es que recuerdo que costó romper ciertas dinámicas y empezar a desarrollar trabajos tradicionalmente otorgados a ingenieros, biólogos o geólogos. Por suerte, hoy en día nuestra profesión está plenamente integrada en el mercado laboral y se reconoce la capacidad de aportar una visión integral y plenas competencias en todos los ámbitos de la sostenibilidad.
¿Cómo resumirías la labor de Ecovidrio?
Remontémonos primero a la razón de ser de Ecovidrio. En 1997, la Ley de Envases y Residuos de Envases 11/1997 obliga a las compañías que ponen al mercado productos envasados de vidrio desechables a gestionar el reciclaje de estos envases. Es decir, las empresas deben responsabilizarse del impacto ambiental de los residuos que generan sus productos y este concepto es la llamada Responsabilidad Ampliada del Productor. Para hacer frente a esta necesidad, en 1998 nace Ecovidrio y comienza a operar en todo el Estado español.
Así, Ecovidrio funciona como Sistema Colectivo de Responsabilidad Ampliada del Productor (SCRAP) de los envases de vidrio. Carece de ánimo de lucro y se financia con las cuotas de las compañías adheridas, que pagan a través del punto verde.
Ecovidrio se encarga de gestionar toda la cadena de reciclaje de vidrio, ya sea haciéndose cargo de la recogida o bien financiando el coste total de la recogida selectiva de vidrio que realizan los entes locales, que es precisamente el modelo que tenemos en Cataluña . Nuestra labor se enfoca en garantizar el reciclaje de vidrio de alta calidad, de forma eficaz y eficiente. Por eso potenciamos la dotación de contenedores de recogida selectiva, movilizamos a la ciudadanía a través de la sensibilización y promovemos la prevención y el ecodiseño de envases, entre otros. Todo esto lo hacemos de forma conjunta con los entes locales, las empresas envasadoras y los recuperadores de vidrio.
¿Cómo funciona el modelo de Ecovidrio? ¿En qué puntos consideras que la labor de Ecovidrio destaca frente a otras empresas similares que también se dedican a la gestión de residuos de vidrio?
El reciclaje de vidrio en todo el Estado se basa en un modelo de éxito basado en fomentar la recogida separada en el contenedor verde, donde sólo va el vidrio, y es una fracción que en general la ciudadanía tiene muy bien identificada. El 98% de lo que encontramos en el contenedor verde es vidrio, y es un material que se recicla al 100% en un proceso que no utiliza agua y reduce la emisión de CO2 a la atmósfera. Por tanto, se trata de una actividad sostenible por sí misma con la que luchamos contra el cambio climático y protegemos la biodiversidad.
En Cataluña se reciclan 8 de cada 10 envases de vidrio que se ponen en el mercado.
Pero no nos conformamos. Debemos aspirar a aproximarnos a países que actualmente cuentan con tasas superiores al 80%, como los países nórdicos.
¿Qué perfiles de ambientólogos y ambientólogas trabajan actualmente en Ecovidrio?
Pues buena parte del departamento técnico en la central de Ecovidrio está formado por ambientólogos, empezando por la directora técnica de operaciones. También ocupan puestos en las gerencias de otras comunidades autónomas (Andalucía, Baleares y País Vasco). De hecho en la gerencia de Catalunya, me acompaña un técnico que también es ambientólogo.
Las tareas que desarrollamos en Ecovidrio son tan variadas como el perfil profesional del ambientólogo: gestión de la recogida de vidrio, ingeniería ambiental en plantas de tratamiento, dirección de proyectos, negociación y relación con las administraciones, comunicación, etc.
En los próximos años veremos un incremento de las estrategias de economía circular. ¿A qué retos consideras que se va a enfrentar la sociedad en general y Ecovidrio en particular?
No cabe duda de que debemos avanzar hacia una economía circular real. Además, la crisis de suministros y materias primas evidencia que esta transición además de necesaria, es inevitable y de no retorno. El principal reto es conseguir el firme compromiso de toda la sociedad.
De entrada, con el Real Decreto de Envases y Residuos de Envases, aprobado hace pocas semanas, tenemos un nuevo marco normativo muy exigente con el que Ecovidrio estamos totalmente comprometidos y aplaudimos. Estamos preparados para conseguir los nuevos objetivos de reciclaje, ciertamente ambiciosos. Pero insistimos en la importancia de que todos los agentes sociales – SCRAP, ciudadanía, administraciones públicas e industria envasadora – asuman su parte de responsabilidad en este viaje hacia un modelo económico más circular.
Por un lado, es necesario garantizar el cumplimiento de las ordenanzas municipales que obligan a separar en origen, porque la recogida selectiva es el sistema más eficiente para reincorporar el envase al ciclo productivo.
Por otro lado, en tanto que la mejor forma de prevenir el impacto de un residuo es no generándolo, la prevención y el ecodiseño son también factores clave.
¿Qué dirías a la juventud que estudia Ciencias Ambientales y quiere dedicarse al sector laboral de la gestión de residuos?
Les diría que es un sector muy desconocido pero claramente relevante, tanto como sector económico y productivo, como por su papel clave en la lucha contra la emergencia climática y la preservación de los recursos naturales. Se necesitan profesionales que tengan capacidad de entender las relaciones entre el modelo productivo, de consumo y de gestión de residuos y la necesidad de avanzar hacia una economía más circular.
¡Y hay mucho trabajo por hacer! La Unión Europea ha fijado un objetivo de reciclaje del 55% en 2025 y en Cataluña todavía no se recogen selectivamente más de la mitad de los residuos municipales generados.
Y por último, desde tu trabajo y formación como ambientóloga, ¿cuál es el reto de futuro que te marcas?
Como he comentado, la transformación hacia una economía más circular es inminente y necesaria. En este contexto, y desde mi profesión, me gustaría desempeñar un papel activo en la transformación del modelo de producción, consumo y gestión de residuos en Cataluña en los próximos años.